sábado

Quinto día: Lugo - Pedrouzo

Quinto Día
10/7/2009
Nos despertamos a las 7h después de dormir profundamente. A las 8.10 estabamos en Camino después de tomar un completo desayuno. Esta parte del Camino era fácil, sólo había un detalle que me llamaba la atención y que a veces dificultaba la marcha. En función del Ayuntamiento por donde circulases el pavimento del camino cambiaba... tierra, graba, arena, piedra... no sé en que afectaría a los que caminaban pero a los ciclistas ir sobre arena blanda nos impedía rodar con facilidad e incluso mantener el equilibrio.
Como decía el Camino parecía fácil hasta que mi presagio del día anterior se fue cumpliendo. Nos empezamos a encontrar otra vez matojos secos en el suelo y los pinchazos se empezaron a suceder hasta convertir la etapa en un calvario. Todo lo que habíamos avanzado con rapidez lo fuimos perdiendo entre pinchazo y pinchazo. Utilizamos las camaras de repuesto y pronto empezamos a utilizar los parches. Todo esto nos generó dudas y desconfianza, con lo que la moral se desinfló un poco.Entre el km 69,5 y 67,1 nos perdimos el uno del otro. Yo entré por un tramo que llamaba la atención por lo limpio que estaba. Me encontré con un señor que me explicó que estaban restaurandolo porque habían descubierto restos de una calzada. Era arqueólogo de origen francés pero lo suficientemente identificado con Galicia para estar frustrado. Me explicó la diferencia entre las calzadas romanas y los caminos peregrinos. Los primeros buscaban la efectividad, el camino más fácil, los segundo la línea más recta... también le llamaba la atención el poco amor de los paisanos por el Patrimonio.
La etapa de hoy fue la más larga, 83 km, puede parecer mucho, pero nada comparado con las etapas que se marcaba el ciclista de Melilla con el que nos encontramos, que venía desde Irún haciendo etapas de 160 km, aunque siempre por carretera.Después de un tramo rompepiernas llegamos a Arca, donde los albergues estaban a rebosar y habían habilitado el pabellón municipal para dormir. Nos duchamos en agua fría y a cenar. Esa noche me costó dormir, por el cansancio y lo duro que estaba el suelo. En el Pabellón había varios grupos grandes. Uno en concreto de Badajoz, debia estar cercano a 50 unidades. Venían de un pueblo y eran chicos que habían celebrado la Confirmación.

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