sábado

Tercer día: Berducedo - Fonsagrada

Tercer Día
8/7/2009
Era raro que con las piedras que habiamos pisado ayer las ruedas no se viesen afectadas. Esa mañana Fon tenía la rueda desinchada. Pronto nos dimos cuenta que la cubierta estaba destrozada, con un corte. Este si que era un revés importante, pues desconociamos a cuantos kilómetros podría estar el primer taller de bicis. Parcheamos la cubierta como pudimos, yo por previsión anoté los telefonos de dos taxistas que se anunciaban.
Más tarde de lo esperado y después de desayunar iniciamos el camino. La moral estaba algo baja, pues la avería nos limitaba e incluso podía arruinarnos el viaje. Abandonamos Berrucedo subiendo un gran rampa para ir en descenso hasta la Mesa. Es curioso, la información que tienes de las etapas te hace pensar que los puntos de inicio y final son poblaciones más o menos significativas. En este caso La Mesa eran 4 casas y un albergue. Después de La Mesa subimos 3 km de fuerte pendiente hasta un parque eólico. A continuación tocó el descenso más largo del camino. Por un camino con todo tipo de matices bajamos hasta el embalse de Grandas de Salime. Hierba, cercas, rampas de piedra, pendientes laterales de vértigo... A mitad de camino paramos a comer algo en compañía de la pareja canaria y otra de Barcelona. Ya en el embalse las indicaciones decían que tocaba subir 6 km por una buena carretera. Se hacía largo e ibas contando los metros casi uno a uno. Cuando quedaban 2 km yo iba sin agua y me acerque a la izquierda a lo que parecía una fuente, no era más que un desvío del camino, por un sendero estrecho con todo tipo de obstáculos. De ahí hasta el final fui jugando a los adelantamientos con un peregrino alemán. En los falsos llanos yo le adelantaba y en los repechos u obstáculos el a mi.Cuando llegué a Grandas lo primero que hice fue preguntar si había un taller de bicis, negativo, y buscar una fuente para coger agua. Me senté, descansé y tomé algunas notas mientras llegaba Fon. Eran las 12:50. Nos recomendaron un sitio para comer, Pensión A Reigada. Muy recomendable. Comimos bien, un buen plato de lentejas e hígado encebollado, con una deliciosa tarta de piña de postre. Excelente comida. Como era habitual salimos de seguido y como era habitual nos recibieron unas rampas durísimas. Después tuvimos suerte de ir por un camino llano de buen firme que transitaba por zonas de bastante sombra, pues a esa hora hacía calor. A pleno sol iniciamos la ascensión al Alto del Acebo, por una carretara que en algunos tramos estaba en obras, lo que dificultaba la ascensión. Cuando creíamos estar en lo alto, el camino se desviaba a la izquierda por una rampa de piedras interminable y con algunas zonas valladas por medio. Una vez superado el alto pasamos por la zona donde se hermanan el Camino Gallego y el Asturiano, de ahí descendimos hasta el hospedaje del Alto del Acebo. Otra sorpresa y otra vez nos sonríe la suerte. La vieira que simboliza el Camino, no indica de la misma forma en Asturias que en Lugo, de ahí que en este punto hubiese aparente contradicción entre la vieira y las flechas.
Todo se soluciono preguntando. La primera impresión del Camino Gallego es que está más cuidado pero peor señalizado. Ese primer tramo parecía una autopista de senderismo, de ahí que perdiese parte del encanto. Los últimos km hasta Fonsagrada los hicimos deprisa. A la entrada de a Fonsagrada nos llenamos de mierda hasta las orejas, pero mierda 100% mierda. Llegamos con tiempo para comprar la cubierta que necesitabamos y lavar las bicis. Nunca habíamos llegado tan temprano al albergue, aún así estaba completo, menos mal que un señor muy amable nos habló de dormir en las instalaciones de Protección Civil. Otra vez nos volvía a sonreir la suerte y por fin dormiamos en literas.Esa noche tuvimos ocasión de conversar con dos señoras que estaban haciendo el Camino en solitario. Una, de Barcelona comentaba que cada persona vive el Camino de una manera diferente con lo cual las conclusiones varían mucho. La otra, Suiza, estaba haciendo ya el Camino de vuelta y comentaba la enorme dificultad, pues no estaba señalizado para los que regresaban, cosa que en Centroeuropa era habitual, pues todo el mundo hacia la ida y la vuelta... Esa noche hacía frío. A las 21.30 estabamos dormidos.

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